Estoy tan agradecido que puedo alabar a Dios con la congregación de Nueva Vida cada domingo. Es un gran placer estar con hermanos y hermanas de Cristo que siguen a Dios con fidelidad y gozo. También estoy agradecido que este cuerpo de creyentes ha decidido apoyarme con oraciones y ofrendas asi que pueda servir a Dios en Bolivia. Me siento humilde por su confianza.
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmo 133:1)